Según
el Instituto Nacional de la Seguridad e Higiene en el Trabajo estamos ante una
de las 5 actividades productivas con un mayor índice de accidentes laborales.
Del constante envejecimiento de la población, fruto en parte
de una mayor esperanza de vida, así como de la incorporación de la mujer al
mercado laboral, viene desarrollándose la necesidad
social del cuidado de nuestros mayores.
Antaño esta tarea la asumían las mujeres en el seno de las
familias, como una parte más de las tareas domésticas. Y como a las tareas de la casa, también al cuidado
de nuestros mayores, nunca se les dio el valor que merecen. Ni desde un punto
de vista social, ni económico, no se retribuía ni valoraba.
Hoy en día nos encontramos profesionales que trabajan en Residencias de Mayores, Centros de Día
y en el caso de las Auxiliares de Ayuda
a Domicilio, en la propia vivienda del usuario mayor y dependiente.
Estas profesionales, más del 90% son mujeres, trabajan en condiciones
precarias y con bajos salarios,
al tiempo que están expuestas a unas condiciones laborales con ausencia de medidas preventivas que las
llevan a la pérdida de su salud.
La voz de alarma
la ha dado una vez más el Instituto
Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Dicha institución ha
señalado a la actividad laboral del cuidado de nuestros mayores como una de las 5 actividades productivas con un
mayor índice de accidentes laborales.
¿Cuáles son los
principales riesgos a los que se enfrentan Gerocultoras y Auxiliares e Ayuda a
Domicilio?
Son los relacionados con la carga física de las tareas que
realizan:
1.
Sobreesfuerzos
y movimientos repetitivos relacionados con la movilización manual de personas.
2.
Manejo
de cargas.
3.
Adopción
de posturas forzadas.
4.
Estrés
Las Residencias de Mayores concertadas con la Administración Pública
suelen congregar a un mayor número de usuarios con un nivel de dependencia
mucho mayor que el que podamos encontrar en centros privados sin plazas
concertadas.
Las ratios mínimas de Gerocultoras que las Administraciones vienen exigiendo
son muy bajas. En una Residencia con 100 usuarios bastará con contratar a 20
gerocultoras. La presión asistencial que esto produce es muy alta, generando
grave estrés.
El empresario generalmente tiene una
visión de la organización del trabajo, que lejos de valorar las habilidades y
competencias de su personal en el trato humano tan necesario con las personas
mayores, lo reduce a la lógica productiva. Dando valor a otros aspectos más
ligados a lo económico. De ahí que nos encontremos con empresarios que
organizan las tareas en una residencia incluyendo baños de usuarios a las 7 de
la mañana o desayunos “forzados” cuando los mayores aún duermen. Hay poco
personal y puede ocurrir que en un turno de trabajo soló 12 gerocultoras tengan
que organizarse para asear y movilizar a más de 40 ancianos. La no sustitución
de las bajas laborales así como, los periodos legales de descanso, desencadenan
una mayor presión laboral que desemboca en accidentes laborales.
En el caso de las Auxiliares de Ayuda a Domicilio, la situación
puede ser aún peor. Parte de los riesgos laborales a los que se enfrentan lo constituye
el hecho de que su lugar de trabajo es el domicilio de la persona mayor. Son lugares de trabajo que escapan al control
de las empresas. Pero que no por eso están exentas de responsabilidad.
Imposible adaptar las viviendas para desarrollar su labor. Espacios reducidos
que presentan dificultad para mover a una persona en silla de ruedas o con un
andador, camas no regulables en altura, que ocasionan malas posturas y
sobreesfuerzos,… Suele ser muy habitual que una Auxiliar tenga que mover a un
usuario sin ayuda alguna, cuando lo recomendable es que lo hagan dos personas.
A esta situación de sobrecarga física
debemos añadir una situación de estrés que en gran parte la genera el hecho de
que la mayoría de las Auxiliares
asisten a más de un usuario en distintos domicilios y tienen un tiempo limitado
para sus tareas y para desplazarse por sus propios medios de un domicilio a otro.
Tiempo, a veces, ilegalmente no retribuido.
No es una situación justa. Debemos
dar valor social a su trabajo, reconociendo la importancia de los cuidados de
las personas mayores. Asegurando una justa retribución y el cumplimiento de las
medidas de prevención que existen para todos los trabajadores.
