domingo, 13 de noviembre de 2016

RIESGOS LABORALES EN EL TRABAJO CON PERSONAS MAYORES Y DEPENDIENTES

Según el Instituto Nacional de la Seguridad e Higiene en el Trabajo estamos ante una de las 5 actividades productivas con un mayor índice de accidentes laborales.

Del constante envejecimiento de la población, fruto en parte de una mayor esperanza de vida, así como de la incorporación de la mujer al mercado laboral, viene desarrollándose la necesidad social del cuidado de nuestros mayores.
Antaño esta tarea la asumían las mujeres en el seno de las familias, como una parte más de las tareas domésticas. Y como  a las tareas de la casa, también al cuidado de nuestros mayores, nunca se les dio el valor que merecen. Ni desde un punto de vista social, ni económico, no se retribuía ni valoraba.
Hoy en día nos encontramos profesionales que trabajan en Residencias de Mayores, Centros de Día y en el caso de las Auxiliares de Ayuda a Domicilio, en la propia vivienda del usuario mayor y dependiente.
Estas profesionales, más del 90% son mujeres, trabajan en condiciones precarias y con bajos salarios, al tiempo que están expuestas a unas condiciones laborales con ausencia de medidas preventivas que las llevan a la pérdida de su salud.
La voz de alarma la ha dado una vez más el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Dicha institución ha señalado a la actividad laboral del cuidado de nuestros mayores como una de las 5 actividades productivas con un mayor índice de accidentes laborales.

¿Cuáles son los principales riesgos a los que se enfrentan Gerocultoras y Auxiliares e Ayuda a Domicilio?
Son los relacionados con la carga física de las tareas que realizan:
1.     Sobreesfuerzos y movimientos repetitivos relacionados con la movilización manual de personas.
2.     Manejo de cargas.
3.     Adopción de posturas forzadas.
4.     Estrés

Las Residencias de Mayores concertadas con la Administración Pública suelen congregar a un mayor número de usuarios con un nivel de dependencia mucho mayor que el que podamos encontrar en centros privados sin plazas concertadas.
Las ratios mínimas de Gerocultoras  que las Administraciones vienen exigiendo son muy bajas. En una Residencia con 100 usuarios bastará con contratar a 20 gerocultoras. La presión asistencial que esto produce es muy alta, generando grave estrés.
El empresario generalmente tiene una visión de la organización del trabajo, que lejos de valorar las habilidades y competencias de su personal en el trato humano tan necesario con las personas mayores, lo reduce a la lógica productiva. Dando valor a otros aspectos más ligados a lo económico. De ahí que nos encontremos con empresarios que organizan las tareas en una residencia incluyendo baños de usuarios a las 7 de la mañana o desayunos “forzados” cuando los mayores aún duermen. Hay poco personal y puede ocurrir que en un turno de trabajo soló 12 gerocultoras tengan que organizarse para asear y movilizar a más de 40 ancianos. La no sustitución de las bajas laborales así como, los periodos legales de descanso, desencadenan una mayor presión laboral que desemboca en accidentes laborales.
En el caso de las Auxiliares de Ayuda a Domicilio, la situación puede ser aún peor. Parte de los riesgos laborales a los que se enfrentan lo constituye el hecho de que su lugar de trabajo es el domicilio de la persona mayor. Son lugares de trabajo que escapan al control de las empresas. Pero que no por eso están exentas de responsabilidad. Imposible adaptar las viviendas para desarrollar su labor. Espacios reducidos que presentan dificultad para mover a una persona en silla de ruedas o con un andador, camas no regulables en altura, que ocasionan malas posturas y sobreesfuerzos,… Suele ser muy habitual que una Auxiliar tenga que mover a un usuario sin ayuda alguna, cuando lo recomendable es que lo hagan dos personas.
A esta situación de sobrecarga física debemos añadir una situación de estrés que en gran parte la genera el hecho de que la mayoría de las Auxiliares asisten a más de un usuario en distintos domicilios y tienen un tiempo limitado para sus tareas y para desplazarse por sus propios medios de un domicilio a otro. Tiempo, a veces, ilegalmente no retribuido.
No es una situación justa. Debemos dar valor social a su trabajo, reconociendo la importancia de los cuidados de las personas mayores. Asegurando una justa retribución y el cumplimiento de las medidas de prevención que existen para todos los trabajadores.
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